Donald Trump se encuentra un país dividido como el que se encontró George W. Bush, pero un mundo mucho más temeroso de él por lo que puede desencadenar el presidente de un país con semejante músculo económico y militar.
Llevaba dos meses en Indianápolis cuando se produjo una de las más controvertidas elecciones presidenciales en la historia de Estados Unidos. El Colegio Electoral le daba la victoria a George W. Bush por encima del candidato del Partido Demócrata, Al Gore, a pesar de haber conseguido más votos.
Con la ingenuidad de un estudiante de primer año de periodismo, no podía imaginar las consecuencias que tendría para el mundo la llegada al poder de ese hombre que tartamudeaba y que, durante meses, se enfrentó al escepticismo de gran parte de Estados Unidos. Hasta que se estrellaron dos aviones en las Torres Gemelas el 11 de septiembre del año siguiente.
El atentado convirtió la duda y algunos gestos que delataban ciertos complejos en una aparente firmeza de hierro apoyada en el famoso discurso de “estás con nosotros o contra nosotros”. Además de las Torres Gemelas, esos dos aviones derribaron el muro que dividía al país en dos hasta tal punto que se consideraba anti-patriótico discutir la inminente invasión de Afganistán.
Tras la aventura contra los talibanes se desató la ignominia de “la lucha contra el terror”. Pero el golpe definitivo llegó con la decisión de derrocar a Saddam Hussein. Una argumentación tan débil y tan ridícula para atacar Irak sólo podía prosperar en semejante ambiente de miedo, confusión y desconcierto, y de silencio por parte de quienes no se atrevían a disentir donde patriotismo y la creencia en Dios se utilizan como parámetros para medir al “buen americano”.
En ese ambiente no podía ganar las elecciones de 2004 alguien que no fuera George W. Bush, que venció con facilidad a su adversario John Kerry a pesar de que se había comenzado a destapar lo que en realidad ocurría en Guantánamo, en la base de Bagram, en los centros de detención clandestinos en varios países donde se torturaba a supuestos terroristas. Pocos pueden olvidar el impacto que produjo el Time cuando publicó las fotos de los prisioneros desnudos y encapuchados y amenazados por perros, con militares y “contratistas privados” que posaban y sonreían al fondo.
Pero bin Laden seguía prófugo, continuaba la “amenaza terrorista”, la economía empezaba a hacer aguas y se empezaban a multiplicar las voces críticas, silenciadas durante años. El mundo abrazó con esperanza al ascenso del primer presidente negro, un brillante orador que llenaba de nuevas esperanzas con un discurso de paz y de concordia y su Yes we can.
Barack Obama no tuvo en las dos elecciones que ganó la oposición que sí encontró en el Congreso, con mayoría Republicana, al intentar poner en marcha una ambiciosa Reforma de la Sanidad y cerrar Guantánamo. Volaron los ocho años del Nobel de la Paz Obama y, lo que parecía una transición tranquila hacia la primera presidencia femenina de la historia de Estados Unidos se ha convertido en una sorpresa que no muchos analistas imaginaban: el ascenso al poder de un magnate conocido por sus declaraciones racistas y machistas, sospechoso de haber evadido impuestos y de haber cometido estafa.
Donald Trump se encuentra un país dividido como el que se encontró George W. Bush, pero un mundo mucho más temeroso de él por lo que puede desencadenar el presidente de un país con semejante músculo económico y militar. También el tema migratorio estuvo en el centro del debate de la política exterior hasta el 11 de septiembre de 2001.
Muchos pensaron que quizá se trataba de una pesadilla o de una mala broma cuando se despertaron con la noticia de la victoria del candidato Republicano. Pero la pesadilla podría empeorar ante la mínima provocación en cualquier parte del mundo. Sobre todo en territorio estadounidense.
Carlos Miguélez Monroy
Periodista. Artículo enviado al Centro de Colaboraciones Solidarias para su publicación en diversos medios de comunicación
Twitter: @cmiguelez
Buenas Carlos,
Vayamos por partes que descarrilas un poco:
1- Podemos hablar de conspiraciones varias entorno al 11S, pero Bin Laden era de carne y hueso y su caza y captura por parte de USA llevaba años en pie, muy anterior al golpe de las torres gemelas.
Es curioso comprobar, como dependiendo del pais y de los intereses creados, a unos les parecio un ataque islamista (España, 11M, PSOE y la izquierda española) y a otros una conspiracion de la CIA (Michael Moore, antagonistas de Bush, actores…la izquierda americana).
Solo hay una cosa incuestionable, cuando se trata de terrorismo, petroleo o poder, todos, absolutamente todos lo gobiernos y paises no dudan en usar la estartegia de toda la vida: espionaje, intimidacion y tortura, nada nuevo bajo el sol, no es exclusivo de los Americanos, todos son iguales.
2- Obama ha sido presidente por 8 largos años, que no tuviera mayoría absoluta no le impedia tomar decisiones que estaban en su mano, empezando por la ejecución de Bin Laden y terminando por implantar el Obama care, cosa que si ha hecho en muchos estados, pero no con el beneplacito de muchos de sus contribuyentes, pues lo hay que piensan, y estan en su derecho, que las cosas hay que ganarselas de alguna manera y que nada esta garantizado en esta vida o visto de otro modo:
La mayoria puede decidir por votacion, que tu deberias pagarnos nuestras fiestas y cenas, por el motivo que fuese y eso SERIA DEMOCRATICO, PERO NO SERIA JUSTO.
Esa justicia es lo que se llama: LIBERTAD INDIVIDUAL SOBRE LA COLECTIVA, caballo de batalla en el que aun hoy, la izquierda se golpea una y otra vez y pocos liberales saben explicar. Hasta Pierre Trudeau, expresidente de Canada, se dio cuenta de esta realidad, ¿Cuando tendremos algo parecido en España?.
En resumidas cuentas, Obama tuvo 8 años y a pesar de tener poder de decision no hizo lo prometido, pero tampoco se quedo corto en subir impuestos, devaluar la moneda y generar un gasto publico brutal, estratosferico, debido a que es presa del capitalismo cronico como tantos otros presidentes a lo largo y ancho del planeta, es decir, no obligar a los bancos y sus accionistas a pagar el pato de la mayor estafa credito-inmobiliaria de la historia jamas contada. Eso no es capitalismo, es capitalismo de amiguetes.
Asi pues, Obama ha sido un eslabon mas de la cadena pauperizadora de los recursos del pais y eso, la clase media americana, la que esta pagando y sufriendo mas, es la que le ha sacado el dedo a Hillary Clinton y ha votado por Trump, no por ser el candidato ideal, sino por ser el mejor candidato para protestar ante el mainstream, los medios de comunicacion y la politica neo-comunista de expansion cuantitativa: imprimir dinero, devaluar la moneda y con ello los ahorros de los que hacen bien las cosas cada dia.
3-Trump no sera el candidato que resuelva nada, realmente nadie lo resuelve, pero America ha pedido purga, protesta, bajada de impuestos…un cambio y hay que saber leer entre lineas y escuchar. La propia Hillary lo dijo ante de los medios, pues saben, como bien dices, saben lo dividida que esta la sociedad y no quieren una guerra civil.
Realmente Obama, Hillary, Clinton y ahora Trump, son partes de un mismo capitalismo cronico, son vasallos de la industria, los bancos y a su vez estos grandes poderes, saben que no pueden jugar demasiado con las ilusiones de la gente…por eso si con Obama tocaban gacelas, ahora tocan leones, es tiempo de leones, es tiempo de purga. Una de cal y otra de arena y asi no nos moriremos de pena.
De acuerdo, Julio, Obama me parece a mí también un fraude, de ahí que haga referencia al «Nobel de la Paz». En ningún momento he dicho que Hillary hubiera sido una buena presidenta. En cuanto a bin Laden, tampoco recuerdo haber dicho que no hubiera existido. Pero a grandes rasgos estoy de acuerdo con los puntos que expones.